María del Refugio Salado. Esta mujer hidrocálida era profesora de primaria cuando se unió a los revolucionarios en Coahuila; tras participar en la famosa Batalla de Celaya, fue nombrada capitán primero. Murió en Morelos tras combatir a los zapatistas.
Juana Castro. Con sólo 17 años al entrar a la Revolución, Juana combatió en su natal Guerrero a los huertistas y carrancistas, luchando ferozmente en decenas de batallas por todo el territorio serrano, y militando bajo las órdenes de diversos caudillos.
Juana Torres dejó la tienda de abarrotes que atendía con su familia para unirse a los maderistas, y después a los carrancistas. Fungió, además de soldadera, como enfermera y espía, además de abastecer de parque a las tropas. Llegó a vivir hasta la década de los sesenta.