Altagracia Mercado
Altagracia Mercado, en cuanto se enteró del llamado a la
libertad, formó un ejército con su propio peculio y lo encabezó ella misma.
Aunque varias veces derrotó a los realistas, en un encuentro desafortunado su
ejército sufrió tantas bajas que los pocos sobrevivientes se dispersaron. La derrota
era inevitable, pero ella continuó luchando y, sola, resistió con admirable
valentía, hasta que la capturó el enemigo. El valor femenino causó tanto
asombro a los jefes españoles que ordenaron que no fuera fusilada –como era la
costumbre– sino puesta en libertad, porque, dijeron, "mujeres como ella no
deben morir".
JOSEFA ORTIZ DE DOMINGUEZ:
(Valladolid, hoy Morelia, México, 1768 - Ciudad de México,
1829) Patriota mexicana y heroína de la independencia de México, conocida
también por el apodo de la Corregidora de Querétaro.
Nacida en el seno de una familia de españoles de clase
media, Josefa Ortiz de Domínguez fue bautizada el 16 de septiembre de 1768 con
los nombres de María de la Natividad Josefa. Su padre, Juan José Ortiz, fue
capitán del regimiento de los morados y murió en acción de guerra, cuando ésta
contaba con pocos años de edad. Tras la muerte de su madre, María Manuela
Girón, se hizo cargo de su educación su hermana María, la cual solicitó su
ingreso en el Colegio de San Ignacio de Loyola.
Durante los años que permaneció en el colegio aprendió a
leer, escribir y nociones básicas de matemáticas, además de lo que se
consideraba en la época que debía aprender una señorita de su clase social, de
este modo aprendió a bordar, coser y cocinar.
Leona Vicario Fernández
(Leona Vicario Fernández de San Salvador; ciudad de México,
1789 - 1842) Heroína de la independencia mexicana. Esposa del escritor y
político Andrés Quintana Roo, apoyó con todos los medios a su alcance la causa
de la independencia, exponiéndose a multitud de riesgos y penurias. Hija del
comerciante español Gaspar Martín Vicario, natural de Ampudia (Palencia) y de
la criolla Camila Fernández de San Salvador y Montiel, recibió los nombres de
María de la Soledad, Leona y Camila. Quedó huérfana y permaneció desde muy
pequeña bajo la custodia de su tío, el doctor en leyes y respetable abogado
Agustín Pomposo Fernández de San Salvador. Gracias a la posición familiar y a
los bienes heredados de sus padres, que quedaron bajo la cuidadosa
administración de Agustín Pomposo, Leona adquirió una esmerada educación;
cultivó las ciencias, las bellas artes, la pintura, el canto y la literatura.